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Luis Eduardo Benites Ames
Gabriel es un angel pero también es mi sobrino. Hoy cumple un año y los padres habían planeado una reunión muy familiar, solo con 15 o 20 personas como máximo. Una torta pequeña, unos cuantos bocaditos y la foto de recuerdo con los abuelos y tíos de la casa. Pero los primerizos padres no previnieron el "otro plan" que se iba armando y que los haría darse cuenta que la reunión planeada se les había escapado de las manos. Empezando por la abuela paterna, que dió aviso a la familia de una chocolatada para celebrar la bajada de reyes. Y entonces la pregunta venía sola: ¿también van a celebrar el cumpleaños de Gabriel? y la respuesta lógica; claro ¿qué pensabas?, y ahora los invitados se han multiplicado y el decorado debe cambiar porque viene más familia de visita hay que salir y comprar todo lo necesario para la reunión.
Y empieza el inflado de globos, preparar el flan, la gelatina, comprar los vinos, la gaseosa, todo lo necesario para que la familia se sienta cómoda. Atenderlos bien, recordando sutilmente que mañana hay que trabajar, mejor no quedarse hasta tan tarde pero el primer año tiene que celebrarse de todas maneras ¿no? y a los padres solo les queda sonreir por la dicha de tener una familia que no le importa desvelarse un poquito para celebrar el primer año de su hijo, sobrino, primo, nieto y ahijado y esperan nerviosos que todo haya salido bien y les haya gustado la reunión, aunque todo se haya preparado recién la noche anterior.
De lo que si estoy convencido es de que Gabriel, mi sobrino y ahijado -el tottin Gabriel como le decímos de cariño-; es un angel y cuando sonrie lo ilumina todo. Y si te fijas bien casi puedes ver el halo que lo rodea. Ese halo de ternura y esperanza que tienen los niños del mundo y que no deberíamos perder. Debe ser por eso que cuando nos acercamos a un bebé nos enternecemos tanto, recordando lo puros y nobles que fuimos alguna vez. Feliz Cumpleaños para ti amado Gabriel, y que tengas una vida plena y maravillosa.
