1:22 a. m.
Luis Eduardo Benites Ames
Fuimos al estadio en familia a ver el partido de Alianza y la San Martin. Mi padre, mi hermano, mi cuñada y mi sobrino Gabriel de año y casi dos meses -y ya hincha de la blanquiazul por peso familiar- nos enrumbamos al estadio Miguel Grau en la avenida colonial. Desde febrero del 2007 que no le ganaba al equipo santo y el entrenador Costas habia anunciado que pondría el mismo equipo que jugo contra estudiantes.
Llegamos al estadio cuando ya se había iniciado el partido. Era la primera vez que ibamos y me tranquilizo que fueramos ha occidente, porque no importaba que llegaramos un poco tarde, el ambiente seguro estaba más tranquilo. Al llegar la parte central estaba llena y había que buscar espacio tirado más para norte. Bajamos unos cuantos peldaños, ubicándonos muy cerca del campo -25 gradas separan al público de la reja que da a la pista atletica- y entonces escuché el saludo de mi padre a un conocido de Palomino, de Alianza y ahora del Boys. -Hola Waldir- saludo mi padre y entonces volteé hacia arriba para ubicar al goleador histórico. Repetí el saludo, cordial y extendÍ la mano para recibir el saludo de Waldir que estaba como un hincha más esperando que ganara su equipo.
Reacomodándonos en el partido, detrás del arco defendido por Butrón el comando Sur como siempre alentaba sin descanso y esperaba al igual que nosotros ansiosamente la apertura del marcador.
El primer tiempo término sin goles. Los hinchas se levantaron para hacer la pausa del medio tiempo y entonces, nos percatamos que buena parte del plantel del primer equipo estaba con nosotros observando el partido. Wally Sanches, Montaño, captaron la atención del público y se acercaron a pedirles un autografo y tomarse una foto.
MI hermano habia llevado su cámara para tomarle unas fotos a Gabriel, en su primera visita al estadio y aprovechamos para que Waldir amablemente, posara junto a mi padre y mi sobrino en una foto para el recuerdo. Porque Waldir es el goleador histórico y fue campeón con Alianza -y también con Boys el año pasado- y también por una cuestión de afectos personales de haberlo visto jugar cuando eramos niños y enfrentarlo cuando aún jugaba con Solano en el invencible Club Milán de Palomino.
El medio tiempo paso rápidamente. Solo faltaba el gol para redondear la tarde. Y el gol llego, por un cabezazo de Overlar (un ex-san martin) que hizo estallar a la tribuna y nos devolvió la certeza que este equipo si funciona (y al parecer también las cábalas) y que por eso Costas no debe sacarse el saco hasta que acabe el Campeonato.
