martes, 23 de marzo de 2010

14) Alicia en el País de las maravillas

Fuimos al cine a ver Alicia en 3D. Después de la experiencia de Avatar, quería que mis hijas compartieran la emoción que habia tenido con esa nueva forma de ver cine y buscamos en cartelera una pelicula que pudieramos ver en familia.

La versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas estaba en formato 3D y decidimos que esa sería la elegida. Fuímos a la función de la 1 y 30 de la tarde, al cinemark que esta al lado del Metro de San Miguel. Lo bueno es que había poca gente (seguramente por el horario) y tuvimos la comodidad de la sala con mucho espacio para elegir donde sentarse.

Nos colocamos los lentes - a Kodashi, que solo tiene 5 años los lentes le quedaron enormes- y empezamos a disfrutar de los previos que pronto se entrenarían. Poco a poco, mis hijas se acostumbraron a la imagen y al sonido que tambien es mejorado y en algunas partes es muy fuerte. Compré dos combos infantiles para ir comiendo y que compartiriamos entre los cuatro. Luego ibamos a ir a almorzar a Plaza San Miguel y debíamos guardar apetito para la salida.

Los avances las entusiasmaron mucho y ni que decir de la emoción al momento que empezaron a atenuarse las luces. Las chicas quedaron encantadas. La pelicula les gusto mucho y los efectos visuales estuvieron increibles. Seguramente dentro de poco todas las peliculas serán asi y quizás saquen versiones de peliculas clásicas para ver en este formato. Con mis hijas hemos quedado en ver otra pelicula muy pronto y repetir la
experiencia. Las futuras salidas al cine ya estan aseguradas.

13) Ambulatorio

He dejado un regalo de matrimonio (que ya estaba echando raices) al primo de mi esposa y he aprovechado para dar un pequeño paseo por la avenida venezuela. En sus calles el comercio ambulatorio todavia persiste y es asi desde que tengo memoria.

Avanzo un par de calles para llegar al ovalo -que ahora esta lleno de lugares para comer- y ya he visto ropa para bebés, emolienteros para calmar la sed, polos y camisas de vestir, revistas para coleccionar y juguetes de todo tipo. Pareciera que lo que necesites lo vas a encontrar y fijandose bien, cada lugar parece confirmar esta sospecha: hay farmacias, pastelerias, tiendas depoertivas, casinos, chifas, peluquerias, tiendas de licores todo dividio entre las tiendas formales y los ambulantes que tienen esas pilas que le faltan a tu reloj, las medias de fulbito para la pichanga, el DVD de la teta Asustada para que la veas de una vez y hasta los personajes del comic que buscan los coleccionistas.

Recuerdo que cuando mi abuelo -que vive en el extranjero- nos visitaba, siempre nos llevaba a una polleria que quedaba por la iglesia de los desamparados. Pediamos Pollo Broster y luego regresabamos a Palomino, con el aroma del pollo y las papas fritas inundando el micro. Era su forma de ponerse al corriente, de saber que las cosas todavía permanecían a pesar del tiempo. Pero luego aparecieron otros locales más comerciales y la polleria tuvo que cerrar.

Pero aún en las calles de la avenida, a pesar del tiempo y todos los alcaldes de turno, el comercio callejero se resiste a morir. Y ojalá persista por mucho tiempo para refrescarnos la memoria.

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