5:20 p. m.
Luis Eduardo Benites Ames
He regresado de Miraflores luego de conversar sobre un encargo de trabajo y por suerte, me han dejado cerca a la universidad católica, a 10 minutos de mi casa. Normalmente el viaje desde Miraflores dura una hora. Y para chapar un carro que tenga asientos vacios lo mejor es avanzar unas cuadras antes del ovalo, tomar la combi y sentarse un poco atrás, para no incomodarse con la gente que va subiendo y bajando. Mejor si el asiento es de uno sino el último asiento pegado a la izquierda es uno de los mejores lugares.
Aunque en realidad el mejor es el que esta detrás del chofer (o al lado derecho) pero generalmente son estrechos e incómodos. Prefiero ir hasta el final, acomodar mi maleta, abrir un poco la ventana pra que entre el aire y escuchar mi música. Por suerte he comprado mis audifonos en el mercado y he reactivado un mp3 que tenia guardado. Sólo entran 23 canciones pero para la distancia recorrida es suficiente.
De vez en cuando el cansancio es demasiado y más el vaiven del auto uno se va rejando, cierra los ojos para descansar la vista un rato y de repente se despierta cuando esta a una cuadra o en el mismo paradero para bajar. Ese sueño corto, improvisado muchas veces es reparador y puede ayudarnos a terminar con las labores pendientes del día.
Habitualmente mi trayecto a casa solo demora 30 minutos y el cuerpo ya se acostumbro estar alerta y no dormirse. Pero si el viaje se hace más largo a veces uno pierde la batalla.
