jueves, 7 de enero de 2010

7) Pichanga

Recuerdo hace un tiempo, cuando converse con un amigo sobre si se reunian en su familia para hacer deporte, me comento que los fines de semana se juntaba con unos amigos del barrio y jugaban un partido de fulbito. Le pregunte si también jugaban con otros equipos, con la intención de acordar un día para jugar con ellos. Pero me contesto que no, que solamente jugaban entre conocidos y que no permitian que de otra parte vinieran a jugar. Eso me sorprendio un poco -en realidad bastante- porque no entendia el porque de esa decisión. Para mi, uno de los atractivos de la pichanga es jugar contra otro equipo que puede ser desconocido o parcialmente conocido y asi, poner a prueba tu habilidad con el balón. Cuando llegaba el verano, con mis primos, mi padre y mis hermanos nos ibamos hasta miraflores a las lozas que estan frente al mar a buscar rivales para jugar un partidito. Cuando llegabamos muchas de las canchas estaban ocupadas y si habia dos equipos, proponiamos jugar un triangular, a dos goles o diez minutos. Esa era la regla. Si un tercer equipo llegaba y los dos equipos en cancha recien empezaban a jugar, se daba el triangular. Asi entonces ya no te enfrentaban a un rival, sino a dos, con estilos diferentes y tenias que derrotarlos antes de termiar el tiempo pactado. A veces se apostaba una gaseosa o una chicha, que venía ideal para refrescarse del sol. En esa epoca jugamos partidos memorables, llegando a ganar hasta cuatro o cinco partidos seguidos sin que nadie nos pueda sacar.

Por la pichanga el equipo familiar (apodado la mancha x siempre) se ha enfrentado a equipos de los amigos de barrio, de la universidad, de primos, de colegas de vecinos casi todos (porque siempre hay excepciones) siempre en buen ambiente y con ganas de derrotar al rival pero en buena lid. Porque una cosa es la habilidad para jugar y otras  las artimañas que pueden usarse y que al final siempre son condenadas por una sencilla razón: no se juega por dinero (como en un campeonato donde las reglas si cambian y las supervisa un arbitro)  sino por el gusto de ganar  demostrando que tienes un mejor equipo.

Además en la previa y en la despedida del partido, se crea el ambiente necesario para la conversación. Y se ponen al día los temas de la familias, del trabajo, las novedades del cine, los conciertos, y una variedad de temas como personalidades hay en cada equipo. La solemnidad no esta permitida y uno puede gritar, alzar la voz, lanzar ajos y cebollas y hacer una que otra pataleta que también sirve de pasadita como ejercicio contra el estress y asi regresar a casa relajado "sedita"después de un buen duchazo.

Y debe ser por eso que la tradición ha resisitido entre los familiares y amigos cercanos que se reunen a la convocatoria de los jueves (antes eran sábados otros veces viernes) para vestirse de corto y enfrentar un nuevo encuentro. Y mientras no haya lesiones serias, mudanzas al extranjero, encierros obligados por la ley, seguramente la pichanga seguira reuniéndonos frente al balon por muchos años más. Hasta que el cuerpo aguante.

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