11:38 a. m.
Luis Eduardo Benites Ames
Regresando ayer del trabajo, la señora ha subido a la combi para vender golosinas. Son más de las seis de la tarde y a esa hora, donde la gente regresa a casa para descansar del trabajo, los vendedores ambulantes suben a ofrecer sus productos. Las historias se cuentan por cientos, unas más dramáticas que otras, algunas más ciertas que otras. Pero esta vez algo en las palabras de aquella mujer me hicieron pensar que decía la verdad.
Estaba vendiendo golosinas para completar los utiles de su hijo, que el lunes empezaban el Colegio. Su esposo estaba sin trabajo y ella tenia que juntar 95 soles para comprar todo lo necesario. No se si fue un efectismo, un movimiento bien ensayado o magistralmente improvisado, pero en un momento de su discurso la voz se le quebro y pude percibir la impotencial la tristeza y la rabia para poder conseguir el dinero.
Varios pasajeros colaboramos con ella, que se bajo rápidamente para abordar otro carro. Alguna vez colabore con una señora también y llegue a casa con las justas, cayendome de sueño por un caramelo que había comido. Al parecer tenia algun somnifero y menos mal que estaba cerca de casa. Ahora compro pero ya no los como el microbus. Aunque ya ha pasado un tiempo de eso mejor es ser precavido.
Pero ahora el caso era diferente y la verdad me conmovio el ver a esa madre subiendo al micro buscando pagar la educación de sus hijos. La lucha del día a día que todos tenemos y padecemos de diferentes formas. Ojalá y el esfuerzo alcanze esta vez. De vez en cuando hay que ganara para seguir enel camino.
