sábado, 6 de marzo de 2010

02) Recetario

Siempre he sido delicado del estómago. Cuando era niño me operaron del apendice y la doctora le dijo a mis padres que unos días más y podía haber muerto. Recuerdo que me llevaron al hospital con el suero conectado al brazo, bajando cargado las escaleras del cuarto piso de la casa de Palomino. Recuerdo la cuenta regresiva cuando me colocaron la mascarilla para la anestesia antes de iniciarla operación y luego depertarme con la sonda en la nariz y la garganta tratando de respirar.

Como la infección se había extendido, tuvieron que dejar la herida abierta para que pudiera drenar la materia infectada. Fue un proceso de meses de convalencia, doloroso pero del cual pude sarlir bien librado.

Desde entonces me cuido mucho de no comer seguido en la calle. He aprendido con el tiempo que cosas puedo permitirme para no tener problemas.De vez en cuando, especialmente los fines de semana, salimos a pasear con la familia y también a comer y para evitar la pesadez tomo una pastilla para poder dormir tranquilo.

Pero también he vuelto a comer de a pocos cosas prohibidas. Como el pescado por ejemplo, debido a la mala experiencia que tuve en un campamento cuando era niño y donde me dio fiebre debido al pescado llevado para la ocasión. Ahora si puedo comer un cebiche, un pescado frito o abrir una lata de atún y disfrutarlo sin ningún problema. Pero claro, todo con moderación, hay que cuidarse. Y darse un gusto de vez en cuando.

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