11:43 p. m.
Luis Eduardo Benites Ames
Tenía que terminar el trabajo. Era un encargo que tenía hace tiempo y no podía quedar mal. Quería acabarlo el viernes, porque es pesado levantarse el fin de semana y avanzar con las cosas de la casa. Y justo cuando ya estaba por empezar con las últimas archivos, llegaron a la casa mis primos, para conversar un poco y tomar algo.
Era tradicional que nos reunieramos los viernes a charlar, para hablar de las cosas de la semana y asi relajarnos un poco. Escuchar música y comentar algun suceso interesante.
Hacia un buen tiempo que no nos juntabamos y no podía faltar a esta reunión. Avance lo más que pude, para dejar los últimos detalles para corregir en la mañana y entregarlo antes de las 2 de la tarde. -Tengo tiempo- pensé al revisar lo que había avanzado asi que guarde mi archivo y me reuní con ellos en la cocina.
El ron que habiamos comprado para fin de año todavía tenia cuatro de dos de altura y sirvio para empezar la primera ronda de tragos. Luego compramos cerveza y poco a poco empezamos a enterarnos de a vida de los demás, de los viajes de los problemas de la casa. Y vaya que hubo sorpresas, especialmente de David, nuestro querido primo menor quien nos conto que su esposa ya tenia dos meses de embarazo y que seria padre por primera vez. Eso nos alegro sinceramente y propicio varios salud más y la visita a la tienda a comprar más bebida para animar la velada.
La reunión se iba a prolongar un pcoo más de lo esperado, pero estaba seguro de que luego terminaría con el encargo pendiente. Ya otras veces lo había hecho, en ocasiones parecidas y esperaba cumplir igual con lo que había prometido.
Cada uno de los presentes, los que tenemos hijos y los que todavia no, le fue dando los consejos que creíamos necesarios, como aprovechar los descansos que ahora tiene, que saliera a divertirse -con calma- lo que quedaba del tiempo hasta el día que naciera su bebé.
Los temas iban y venían y asi, sin darme cuenta ya eran las 5 de la mañana. -Un par más para irnos- propusieron y habia que quedarse, como anfitriones de la casa. Terminadas las cervezas nos despedimos y subí a descansar un poco. Puse la alarma de mi celular para despertarme a las 9 y 15 y tarde solo unos minutos en conciliar el sueño.
A la mañana siguiente me levante a las nueve y media. Estaba cansado, con un ligero dolor de cabeza, soportable y que no impediria terminar con mi labor. Termine todo el trabajo dos y diez y luego de entregarlo, subi a comer con mi hija y me fui a dormir, pensando que era la última vez que hacia estos desarreglos. Esperaremos el próximo viernes a ver que sucede.
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