1) Primer dia, segundo mes, primer pago

El primero de febrero. Y cae Lunes. Un Lunes ajetreado por cierto. De salir al banco a cobrar y restar tiempo para el almuerzo. Esperar más de 20 minutos por no tener tarjeta. La cola del Banco ahora se hace sentado, con el ticket numerado para star atento al llamado del operador de la ventanilla.

Esperar que haya fondos suficientes (siempre pienso lo mismo cuando voy a cobrar) relajarse  involuntariamente mientras los números pasan. El calor aliviado por el aire acondocionado también relaja y el sopor se vuelve una invitación al sueño. Llegar al turno, contar los billetes para no tener reclamos posteriores. Salir raudo y estirar un poco más la hora del almuerzo. Llegar al restaurante lleno. Ver con alivio la mesa separada. Odiar las colas por enésima vez. La cola para comer, la cola del banco, la cola del concierto. Y odiar aún más a los que se meten, los zampones, que llegan y se cuelan en la fila como si nada, sin verguenza, pasandose de vivos y haciendo sentir a los demás unos tontos. Pero asi somos. hasta que nos toque el momento de asumir nuestra responsabilidad, nuestro respeto por los demás y nos nos quede más remedio que ceder el sitio y avanzar a donde nos corresponde. Y tal vez por eso estamos así. Porque olvidamos estas simples reglas y no ocupamos el lugar que nos corresponde. Porque para llegar no valen los atajos. Cada aso que das cuenta. Al final y lo sabes, aunque mires hacia un lado y te hagas el distraido.