sábado, 20 de febrero de 2010

17) A la rivera de Ribeyro

Siempre es una delicia releer a Ribeyro. Cuando estoy desanimado busco la palabra del mudo y me pongo a leer los cuentos que con tanta habilidad a escrito. Sus textos los conocí de niño y son una gran influencia para mi.

Precisamente este libro fue el primero que lei cuando aún estaba en el colegio. Me impactaron sus historias reales - urbanas y algo que hasta ahora en un reflejo de nuestra sociedad: la imagen del marginado, del perdedor, de aquel que nacio signado por el fracaso y por más que intente no puede cambiar su destino.

Y una vez tuve la suerte de verlo, cuando era estudiante y la por encargo del profesor Manuel Jesús Orbegozo los alumnos fuímos de comisión a la Municipalidad de Miraflores. Era una ceremonia donde lo estaban homenajeando y quisimos entrar al auditorio pero estaba repleto. Los que no pudimos entrar entonces nos reunimos frente a la entrada de la Municipalidad y desde el parque, un grupo de gente empezo a corear su nombre. Y entonces Ribeyro , cual presidente de la república, salio al balcón y saludo a los que se habían reunido para verlo.

Su figura larga y delgada fue lo que más me impresionó. Una delgadez extrema que parecia flotar cuando caminaba. Su sonrisa ancha y el saludo amable humanizaron al escritor que solo conocia a travéz de sus libros.

Desde entonces siempre busco volver a esas historia. A esos caminos diferentes, donde el triunfo no existe y los pequeños placeres son los cotidianos, los que no son tomados en cuenta. Y tal vez me aventure -por fin- motivado y conmovido por la genialidad de Ribeyro a escribir alguna historia digan de ser recordada.


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