2:33 p. m.
Luis Eduardo Benites Ames
Hoy me levante a las seis para sacar turno para donar sangre. Fui al hospital Almenara, y llegue a las siete. Las cola ya se había formado y luego de varias averiguaciones, para confirmar que estaba haciendo el trámite correcto esperé la llegada de dos amigos que también serían donantes. Una querida tia paterna esta hospitalizada y le piden 4 unidades de sangre para una operación.
La cola iba avanzando y creciendo y ya estabamos en una hora de espera cuando salio la encargada de repartir las fichas que deben llenar los donadores. Pidio los documentos de identidad de los que estaban a menos de un metro de mi y de alli se volteo para anunciar que no repartiría más fichas. Diariamente solo habían un cupo para las donaciones (escuché que dijeron que solo eran 100) y no atendían más. Tenías que regresar al otro día, lo más temprano posible para alcanzar un turno.
Me lamenté por no haber llegado media hora antes (una hora antes) pero ya no había más que hacer. Solo quedaba la retirada y coordinar para encontranos mañana más temprano.
En la avenida tome un desayuno al vuelo: un vaso de quinua (tibio nomás) y un pan con lomo saltado que me animaron un poco. De ahi me dirigí al trabajo, con la idea de terminar todo a tiempo y llegar a casa e irme a dormir muy temprano. Mañana de todas maneras encuentro turno para la donación.
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